Crisis de deseos

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En 1921, en España invertebrada, Ortega y Gasset decía: «Europa padece una extenuación en su facultad de desear». Luego, en 1933, en Meditación de la técnica, retoma este pensamiento cuando plantea: «Acaso la enfermedad básica de nuestro tiempo sea una crisis de los deseos».

Vivimos con la sensación de que ya nada tiene realmente importancia, no vemos de qué manera nuestras creencias puedan estar políticamente representadas. Con la caída del muro de Berlín muchos sueños acabaron. Sueños del mundo en el que queríamos vivir, más justo, con lugar para todos. Crecimos pensando que los privilegios eran motivo de injusticia política y que era posible erradicar estos privilegios pero asistimos al fracaso de este deseo que quizás solo fue una ilusión de un conocimiento un poco escaso de lo que es un ser humano y toda su complejidad psicológica. Achicamos el mundo hasta convertirlo en: izquierda y derecha llegando a un profundísima «hemiplejia moral» (diría Ortega) donde los análisis quedan convertidos en qué está bien y qué está mal y no conformes con eso, hoy asistimos a un proceso de globalización puramente económico dejando de lado las consecuencias que puede traer esto sobre la cultura de cada grupo en particular. Lo individual de cada pueblo, raza, queda relegado «como si fuera cuestión poco seria e intrascendente y como ésta, multitud de necesidades privadas que ocultan avergonzadas sus rostros en los rincones del ánimo porque no se las quiere otorgar ciudadanía; quiero decir, sentido cultural.» (1)

Yo no soy una cosa, sino un drama, una lucha por llegar a ser lo que tengo que serHaz click para twittear

Para Ortega, la invención, es el deseo original y la vida inventada. Es inventada como se inventa una novela o una obra de teatro, y a eso es a lo que el hombre llama vida humana. «¿Sería el hombre una especie de novelista de sí mismo que forja la figura fantástica de un personaje con su tipo ideal de ocupaciones y que para conseguir realizarlo hace todo lo que hace, es decir, es técnico?» (2)

El deseo radical, fuente de todos los demás se mueve siempre dentro del perfil del hombre que deseamos ser. La crisis de los deseos apunta en primer lugar y sobre todas las cosas al perfil del hombre que deseamos ser. (Yo no soy una cosa, sino un drama, una lucha por llegar a ser lo que tengo que ser). ¿Qué tipo de hombre deseamos ser y cuáles serían el tipo ideal de ocupaciones de este hombre?

Un nuevo enemigo golpea las puertas de las ciudades más ricas de Europa: El Inmigrante. Deseoso de inventarse una vida mejor dejo atrás el hambre, la pobreza, enfermedades, etc. en un brutal intento de sacar de la circunstancia el imperativo para poder llevar éste al destino y así poder realizar el hombre que desea ser. Europa se prepara a levantarle sus muros. Una pregunta muere antes de ser pronunciada en miles de bocas de las nuevas generaciones que drogados alucinan su estar. Una pregunta espera ser levantada, revalorada… Es la pregunta por el Ser.

Lic. Juana Cantilo
Buenos Aires
16 de agosto de 2002

(1) «La vida alrededor»
(2) «Meditación de la técnica»

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