Acción filosófica: Frente al televisor apagado

Esta acción requiere una grana voluntad. Algunas personas refieren que no la soportan…

La televisión remite a un sinónimo de pasatiempo, de relajación, de perder un rato, de películas, de actividad inactiva… Hay estudios que han demostrado que se gasta más energía soñando que viendo la televisión. Puede inducir en nosotros un estado semicatatónico. Hemos asociado con la televisión una serie de acciones, reacciones y emociones. Ocupa un lugar preeminente en la casa.

A la televisión apagada se le denomina en inglés Black Mirror ¿Le suena como el nombre de una serie? Un espejo negro omnipresente que devora nuestra propia imagen mientras nos muestra las suyas. En la novela 1984 de George Orwell aparece otra expresión que ha hecho fortuna: Gran Hermano. En esta novela, en todas las habitaciones y recintos hay un televisor que no solo transmite imágenes, sino que las capta. Es decir, funciona como una cámara también. Con esas cámaras omnipresentes se puede controlar todo.

Nuestra actividad será más sencilla. Se trata de apagar la tele. Este gesto banal adquiere una gran trascendencia cuando se hace de manera consciente y premeditada.

Punto de partida: Observar el vacío

Punto de llegada: Imaginar

Sentado frente a la televisión apagada, le propongo que la mire. Quizá se vea en el reflejo de la pantalla. Continúe mirando la tele apagada. No preste atención a su reflejo.

Imagine alguna escena: pasea por el campo, va en el coche, habla con alguien, una escena de película, un recuerdo de hace tiempo. Desarrolle esa imaginación sin dejar de mirar la tele. Por ejemplo, siga el paseo por el campo, visualice por dónde va, detalle lo que ve, árboles, el paisaje, sus sensaciones, las personas con las que se cruza, el calor, el rumor del aire, saluda a alguien y comienza a hablar con él.

Deje que su imaginación se dispare, no intente poner freno. En el paseo llega un extraterrestre que busca setas. En su planeta las setas sirven como moneda valiosísima, diamantes, y si consigue varias se convertirá en el más rico de su planeta.

¿Se atrevería a escribir el resultado de esa imaginación? No tenga pretensiones literarias, solo escríbalo.

Si le divierte la actividad, hasta puede intentar un cuaderno de imaginaciones no televisivas, y vaya a saber cómo terminará…

La idea central de la actividad consiste en que a partir de un aparato que cercena la imaginación consigamos construir imaginación. Efectuamos con él una pequeña venganza con la que explorar las posibilidades más allá de la vida cotidiana, de la costumbre de sentarnos frente al televisor y aparcar nuestra capacidad crítica, imaginativa y razonadora. En este caso, vamos a utilizar todos esos recursos ante la falta de recursos del aparato apagado.

Esta es una de las 25 acciones filosóficas del Manual de Filosofía Práctica de José Manuel García González