Palabras y Formas

Al preguntarnos el origen las palabras, encontramos un desarrollo y una elaboración de pensamientos que se formularon dentro del transcurso de la vida humana.

El hombre ha mantenido una postura de supervivencia en la cual la comunicación floreció como una herramienta de lucha. No me refiero a una lucha por hacer batalla contra un enemigo, sino a una lucha por adquirir una presencia duradera y no dejarse morir. Este deseo de tener una presencia más allá de la vida del animal, fue quizás, fomentada por la posesión de una conciencia y la habilidad de expresar significados, sentidos e intenciones. La organización del pensamiento y su expresividad, le permitió obtener una representación simbólica de la vida. El vivir podía verse desde esos símbolos y esos símbolos eran eternos. El hombre dio a los símbolos una organización, una forma por la cual él se descubrió a si mismo en una entidad simbólica. Motivado por su deseo de vivir y asistido por la expresividad simbólica de su vida, él buscó en los símbolos otra forma de vivir para así poder seguir viviendo.

La organización de las palabras podría decirse que no tiene una forma libre. Su estructura o sintax es más o menos un esfuerzo que nos permite representar un pensamiento. Esta estructura surgió de un convenio humano que le dio un orden. Sin esta estructura, los pensamientos serían expresiones espontáneas que se perderían debido a su incapacidad de soportarse por sí mismas y se olvidarían al no provocar significado. Esta estructura artificial o convención humana nos permite salir de un mundo animal a un mundo simbólico donde los sueños y la realidad se entrecruzan en un modelo ficticio.

Cuando usamos palabras intentamos ver una relación. La relación es una operación por la cual creamos un puente semántico que junta eso que antes estaba separado. Así formamos una red de significados por los cuales encontramos otras relaciones que nos permiten ver de una forma simbólica. Esto nos permite representar lo que deseamos y también representarnos a nosotros mismos. Por ejemplo, en la poesía y la ficción encontramos expresiones que surgieron como representaciones de deseos. Y también en la vida cotidiana encontramos deseos y sus correspondientes representaciones. Las palabras nos ayudan a ver relaciones en la vida. La vida nos da deseos y por medio de las palabras, podemos encontrar significados por los cuales relacionar nuestra vida con nuestros deseos. Pero también los significados, en su forma semántica, necesitan de una forma válida que les da un soporte y que los distingue de entre lo que el hombre ve. Al igual que las palabras necesitan de un orden que las da forma y las junta en unidad valida, los significados necesitan de una forma semántica que les da sustancia y que el hombre retiene como concepto. La forma semántica es una relación que hace el hombre al vivir. Como en el puzzle juntamos piezas con diferentes formas, en nuestra vida intentamos juntar piezas semánticas de distintas formas. Pero, a diferencia de las palabras, las formas semánticas (conceptos), en su origen, no fueron creados por convenio sino por espontaneidad circunstancial. El hombre descubrió el mundo y su circunstancia por medio las formas semánticas. La forma semántica de la vida es una expresión que se cristaliza dentro de una circunstancia y esa circunstancia se le presenta con un final. El hombre al vivir, no se rinde y usa la intelectualidad como arma contra la finalidad. Afrontado por el conocimiento de una vida con un final, busca en los símbolos una solución y al no encontrar ninguna, se transforma en esa forma simbólica que entiende como eterna. El hombre quiere transformarse en una forma simbólica y así cristalizarse en estatua. El quiere petrificar su forma en las palabras para intentar seguir viviendo por medio los símbolos.

Ortega nos explicaba que la realidad no tiene soporte. En su metáfora nos decía que cuando el hombre se cae al mar, sólo puede mantenerse a flote nadando en la misma agua que amenaza su vida. La representación que hace el hombre de la vida es una manera de nadar en esa agua que nos amenaza. En términos un poco mas amplios, el hombre se representó en su historia y obtuvo una identidad. El hombre usó la palabra como arcilla y bote. La condición de la vida humana es en esencia una absorción y realización de deseos. Para darse una identidad, él esculpió su forma por medio de las palabras. Para combatir la finalidad, él uso la palabra como arma e intento de cristalización.