¿Qué es el hombre?: Un esbozo de antropología filosófica

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Aristóteles afirmaba que la filosofía empieza con el extrañamiento, con el asombro ante algo que nos perturba, que nos llama la atención, que despierta nuestra curiosidad. Somos curiosos por naturaleza. Podemos preguntarnos “¿Qué es esto?”, “¿Qué es lo otro?” y obtener respuestas que nos satisfacen o nos instigan a seguir indagando…

 

Preguntar es el curioso ejercicio de detenerse frente a un objeto (o situación) y, de repente, darle un nuevo tipo de existencia “metafísica”, conceptual. Por ejemplo, durante miles de años, el ser humano no se ha preocupado por el fenómeno de la luz, más allá de la creencia que se trataba de una manifestación divina. La luz estaba ahí y hacíamos uso de ella sin mayor problema.

Sin embargo, en algún punto, nos empezamos a hacer cuestión de este extraño objeto y nos preguntamos: ¿Qué es la luz? En ese momento, la luz natural y cotidiana devino otra cosa. Ya no es la luz… sino la idea que tenemos de la luz. La luz vivida no se modifica en absoluto y sigue cumpliendo la función de alumbrarnos pero su idea abstracta sí que evoluciona con enormes consecuencias para el progreso tecnológico y social.

Podemos decir que al preguntar por la luz hacemos una especie de desdoblamiento entre la luz vivida “desde adentro” de la que hacemos uso sin más y la luz vivida “desde afuera” (separada de nosotros) que estudiamos como objeto que modificamos según nuestra intención. Esta idea es importante. En términos socráticos podríamos distinguir entre vivir en la ignorancia y des-cubrir nuestra ignorancia, es decir, hacerla concepto, “realidad”. Conocer nuestra ignorancia nos hace sabios.

Esta introducción trata de acercarse al problema del preguntar que parece suscitar una perspectiva externa para el que se hace la cuestión. De este modo es fácil confundir la idea que tenemos de las cosas con las cosas mismas. El problema es especialmente grave cuando la pregunta no es por el mundo que nos rodea sino por nosotros mismos que somos los que preguntamos.

En todas las épocas el hombre se ha extrañado de sí mismo, de su peculiaridad intrínseca, y se ha dado una respuesta (una imagen de sí).Haz click para twittear

Martin Buber, en el libro que presentamos: “¿Qué es el hombre?” nos introduce en esta problemática y nos hace un recorrido antropofilosófico por la evolución de esta pregunta que ha dado lugar a las distintas imágenes (concepciones) del ser humano a lo largo del tiempo. Desde una visión cosmológica del ser humano, a una visión teológica, en la que el hombre es “mirado” a través de Dios, a una perspectiva antropológica, propia del Renacimiento hasta, finalmente, una visión “logoslógica“, a partir de Hegel, fundamentada en el absolutismo de la Razón.

En todas las épocas el hombre se ha extrañado de sí mismo, de su peculiaridad intrínseca, y se ha dado una respuesta (una imagen de sí). Pero, al preguntar no ha podido evitar el “desdoblamiento” que mencionábamos y ha respondido desde afuera, como si fuese un objeto más del mundo. Esta confusión ha creado muchos problemas y no está en absoluto resuelta.

Según Buber, quien dejó perfectamente planteada esta dificultad fue Kant. Kant divide el conocimiento en tres grandes preguntas: 1.- ¿Qué puedo saber?; 2.- ¿Qué debo hacer?; y 3.- ¿Qué me cabe esperar? Estas cuestiones darían lugar, respectivamente, al conocimiento teorico-técnico, al conocimiento práctico o moral y al conocimiento religioso o metafísico. Pero estas tres preguntas se pueden reducir a una cuarta que las contesta totalmente: ¿Qué es el hombre?

Sin embargo, Kant se da cuenta que a esta pregunta no se puede responder de forma genérica, abstracta (desde afuera, diríamos nosotros) porque, inevitablemente, se atiende a aspectos particulares (descriptivos, por ejemplo) que eliminan la pretensión de universalidad propia de una pregunta filosófica. En todo caso, Kant formula el problema pero no lo resuelve en absoluto. La pregunta “¿Qué es el hombre?” correspondería al conocimiento filosófico que debe ser capaz de distinguir entre idea y objeto.

En conclusión, para evitar el error de definir al ser humano desde el lado de las cosas, la pregunta por el hombre debe ser contestada desde adentro, desde la propia vida, en forma de una autorreflexión capaz de abarcar la totalidad de la vida humana. En esta difícil tarea incursiona Martin Buber y nos da su propia respuesta en su esbozo de antropología filosófica.

¿Qué es el hombre?

Martin Buber emprendió aquí un enfoque antropo-filosófico sobre lo que somos como género y lo que nos espera en caso de no entender nuestra función como seres perfectibles de un proyecto aún inacabado..

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m-Buber-Que-es-el-hombre.pdf (589 descargas )

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