Cuando se quiere algo desesperadamente o, mejor dicho, cuando se quiere algo «ya» y no se quiere esperar nada para obtenerlo, decimos que estamos con ansiedad por tal o cual cosa.
Claro está que este estado de ansiedad, si bien tiene una sensación localizada (tensión en el estomago, movimientos veloces de dedos o piernas, inquietud en general, temores…), no deja de ser algo difuso, un clima generalizado, una sensación interna que acompaña todo el tiempo. Las cosas que pienso o que imagino en un estado de ansiedad, están acompañadas de una sobrecarga y brillo significativo.
La consecuencia de una gran ansiedad, es como un estado febril; aumenta la temperatura en el cuerpo, produce desvelos, alteraciones en general, etc. Las conductas que se desprenden, como consecuencia de este estado, son sumamente compulsivas: “quiero tal cosa ya!” o “no aguanto más!”, etc.
Uno tiende a imponer a otros lo que quiere o lo que se busca. Los otros terminan siendo parte de nuestras propias ansiedades.
Es una situación opuesta a si hiciéramos las cosas como un fin en sí mismo: Básicamente, la ansiedad deja una sensación de encadenamiento a lo que es tan ansiado, también a lo que hacemos por lo ansiado. Más tarde sobreviene un estado de vacío, de poco sentido sobre lo que se ha hecho, de error y desproporción.
Es conocida la ansiedad, como el peor enemigo del hombre, ya que su característica no permite reflexionar ni llevar adelante acciones pensadas Se limita toda nuestra capacidad de ser coherentes y actuamos impulsados por la desproporción.
La ansiedad es compensatoria. Busca que algo ocurra ya. Es opuesto a la suave espera del paciente…
La ansiedad permanente, es un tipo de obsesión que puede derivar en un mal funcionamiento fisiológico. La comida en exceso, el alcohol o el tabaco pueden tener consecuencias en el sistema vegetativo perjudicando la salud.
Alegóricamente hablando, la ansiedad es un estado mental de dependencia, se es adicto a que las cosas… ocurran ya!, sea como sea y a cualquier precio…
Ejercicio de reflexión sobre la ansiedad
a) Busco un tema personal donde reconozco que siento ansiedad.
b) Describo como me comporto en ese estado, como soy ante los demás, que hago cuando estoy ansioso, etc.
c) Ahora imagino que mi ansiedad aumenta. No intento detenerla… la suelto y crece… le doy máxima potencia a la ansiedad y trato de ver porqué estoy ansioso por eso; por qué quiero lo que quiero con tanta ansiedad?
d) Intercambio con otros sobre el tema.
Recomendaciones:
Podemos normalizar el estado de ansiedad, con solo caer en cuenta que estamos ansiosos, y saber que nuestras acciones (en esa situación) pueden molestar a los demás. Si atendemos a lo que hacemos, a lo que decimos, a lo pensamos y sentimos un poco más (y aun más cuando nos sentimos ansiosos), podremos hacer disminuir ese estado de tensión interna. Si practicamos cotidianamente el principio de las acciones como un fin en si mismo (no solo en los momentos donde siento ansiedad) podremos ir controlando este tipo de situaciones.
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