Camillo Berneri fue un pensador y militante del movimiento anarquista iniciado por Bakunin, Kropotkin y Proudhon. Se trata de una personalidad que conviene rescatar por su carácter crítico, autocrítico y alejado de posiciones dogmáticas, siempre abierto a tender puentes de comunicación. El talante humanista de su acción, como veremos en el texto que presentamos, no le granjeó excesivas amistades ni entre propios ni extraños y, probablemente, contribuyó a su relativo letargo dentro del pensamiento progresista.
Este gran propagandista del anarquismo nació en Italia en el seno de una familia intelectual y se incorporó al ideario anarquista en 1915 tras abandonar las filas del Partido Socialista italiano. Su compromiso antimilitarista también contribuyó a mantener una relación crítica con el bolchevismo ruso de la Revolución del 17. Fue profesor de Filosofía pero tuvo que exiliarse a causa del ascenso del fascismo. Durante el estallido de la Guerra Civil española colaboró en la organización de voluntarios antifascistas italianos llegando a participar en el frente de Aragón del cual fue retirado a causa de sus problemas de sordera.
Tras asentarse en Barcelona, donde se dedicó a labores de difusión del anarquismo y formación cultural de voluntarios, publicó el periódico Guerra di classe desde cuyas páginas se mostraría muy crítico con el frente estalinista y algunas posturas del anarcosindicalismo catalán y español. El primero de mayo publicó un artículo en defensa del POUM (de posición marxista-antiestalinista) frente a las acusaciones del PSUC de colaboración con el fascismo.
Pocos días después fue asesinado junto a su compañero de piso en extrañas circunstancias. El 6 de mayo de 1937, tras varios registros domiciliarios anteriores, fue detenido por un grupo de militantes de la UGT junto con varios policías. Su cuerpo apareció muerto por la noche en plaza Sant Jaume (frente al Palau de la Generalitat) con un disparo en el pecho y un tiro de gracia en la cabeza. Algunas fuentes también vinculan de su muerte al servicio secreto italiano.
Berneri reivindica el humanismo en su sentido más amplio de culto al hombre entendido como base de toda concepción estética, ética y sociológica. Su mirada atiende al ser humano concreto más allá de la situación en que las circunstancias lo han podido colocar. Humanista es quien es capaz de ponerse en la piel del otro, de sentir compasión por el otro, lo cual no debe entenderse como una postura débil o cobarde sino todo lo contrario.
Su humanismo le permite criticar los prejuicios de clase, tanto de la burguesía como del proletariado de su tiempo afirmando que el revolucionario humanista es consciente de la función evolutiva del proletariado, está con el proletariado porque es una clase oprimida, explotada y envilecida, pero no cae en la ingenuidad populista de atribuir al proletariado todas las virtudes y a la burguesía todos los vicios, e incluye a la misma burguesía en su sueño de emancipación humana.
Cada clase, hoy diríamos «grupo social», tiene su propia patología en el contexto de una sociedad enfermiza y deshumanizada que nos afecta a todos (bien que no en la misma medida) y si no hacemos el esfuerzo por entender la patología del otro, sus circunstancias, el porqué de sus actos no podremos tender los necesarios puentes de comunicación en un mundo cada vez más fragmentado y polarizado.
En el texto de Barneri encontramos muchos ejemplos de esta actitud humanista propia de su anarco-humanismo reflejado, por ejemplo, en esta cita a Malatesta: En todo hombre hay siempre algo humano que en circunstancias favorables puede ser evocado útilmente para vencer los instintos y la educación brutales. Todo hombre, por degradado que esté, incluso un feroz asesino o un vil instrumento de la policía, tiene siempre alguien al que ama, algo que le conmueve. Todo hombre tiene su cuerda sensible: el problema es descubrirla y hacerla vibrar.
Los humanistas conocemos la constante tergiversación de nuestras propuestas, la ridiculización, la persecución y la difamación por parte de todos los bandos. No es de cobardes no venderse a facción alguna ni negarse a bregar al compás de la moda biempensante. Es de valientes repudiar todo tipo de violencia. Es muy osado renunciar a toda forma de venganza disfrazada muchas veces de «justicia». La metodología de la no violencia y la reconciliación son propuestas de base humanista que, en ocasiones, se pagan muy caro. El precio para Berneri: una bizarra confabulación de «marxistas» y fascistas que acabó con su vida.
Humanismo y anarquismo
Breve texto de Camillo Berneri donde hace una reflexión autocrítica del anarquismo y da testimonio de compromiso moral y político con una revolución que pone en su centro al ser humano tendiendo puentes de diálogo, incluso con el adversario que no deshumaniza.
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